| Descripción |
Santo y escritor jesuita nacido en el castillo de Sales, cerca de Annecy, fue obispo de Ginebra (1602) y estableció con Juana Francisca de Frémiot, baronesa de Chantal, la Congregación de la Visitación de Nuestra Señora, cuyas religiosas también se conocían como Salesas en recuerdo de su fundador. La iglesia le nombra Doctor y, desde 1923, los periodistas y escritores católicos le tiene por patrono; debido a su proverbial serenidad y buen trato se le ha considerado el santo de la Amabilidad.
La imagen responde a su iconografía habitual: calvo, barbado y de apacible semblante, con muceta sobre el alba, ocupado en sus lecturas y escritos; el mínimo mobiliario y los materiales de escritura remiten a una cotidiana escena de trabajo, transformada por la luz de la inspiración divina que irradia del anagrama de Jesús y diluye las referencias espaciales en un ámbito celeste, sobre el que destaca un notable crucifijo. Otro lienzo similar, menor en tamaño y abreviada la composición, firmado por Ruiz de la Iglesia, se encuentra en la Congregación del Cristo de la iglesia madrileña de San Ginés.
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| Clasificación Razonada |
Hijo mayor de una de las familias más nobles de Saboya, nació el 21 de agosto de 1567, en el castillo de Sales, cerca de Annecy. Estudió en París, en el colegio de los jesuitas de Clermont (1581-1588) y en la universidad de Padua se graduó en jurisprudencia en 1592. Al año siguiente se ordenó sacerdote y durante su misión en Chablais consiguió volver a la fe católica a numerosos calvinistas. En 1602 fue consagrado obispo de Ginebra.
Autor del libro "Introducción a la vida devota", publicado en 1608, que se convirtió en el texto edificante más popular del siglo XVII, corto, sencillo y práctico con la intención de que sirviese a sus lectores para alcanzar la santidad, son además obras suyas, entre otras muchas: "La Práctica del Amor de Dios", "Las Controversias" o "Meditaciones" y sus "Entretenimientos espirituales". Los fundamentos de su ascética se basaban en la práctica de una serie de virtudes pequeñas como la sencillez, la verdad, la alegría o el trato delicado, etcétera.
Junto con la baronesa de Chantal Juana Francisca de Frémiot fundó, en 1610 en Annecy, la Congregación de hijas de la Visitación cuyas religiosas, en un principio, se dedicaban a visitar enfermos, conociéndoselas también como Salesas en recuerdo de su fundador. Víctima de una apoplegía falleció en Lyon, el 28 de diciembre de 1622, subiendo a los altares en 1665. En el siglo XIX la Iglesia le proclamó Doctor y desde 1923 se le reconoce como patrono de los periodistas y escritores católicos.
Identificado primitivamente como San Ignacio de Loyola, esta pintura se consideró original de Palomino y posteriormente del italiano Corrado Giaquinto. En la Congregación del Cristo de la iglesia madrileña de San Ginés, se conserva otro lienzo similar, aunque de tamaño más reducido (0,83 x 0,63 m.) y composición más abreviada, firmado por Ruiz de la Iglesia. Seguramente la pintura de Madrid la realizó hacia 1681, cuando el artista pintaba en el camarín de la capilla de la citada Congregación. El cuadro de Valladolid prefiero considerarlo como pintado por Ruiz de la Iglesia dentro de la última década del siglo XVII, por su factura mucho más ligera y su colorido luminoso. El tratamiento de la luz y su soltura técnica evidencian, en esta ocasión, la innegable influencia que ejerció el pintor napolitano Luca Giordano en el ambiente pictórico de la Corte española.
Como es habitual, en esta ocasión se representa también a San Francisco de Sales, calvo y con barba, sin mitra, con muceta y en actitud de buscar su inspiración en la contemplación de un anagrama de Jesús, que gravita sobre su cabeza como astro resplandenciente, para trasladarla a los escritos que en ese instante está redactando delante de un bellísimo Crucifijo. Sentado a una mesa en la que no falta recado de escribir (papel, tinta, pluma y plegadera) la escena respira una atmósfera confortable y de calidez propia del gabinete de un acomodado escritor que goza, además, de un chispazo de iluminación mística.
Forma pareja con otra pintura del mismo autor que representa a San José con el Niño (Nº Inv. CE0970) y ambos ingresaron en el Museo, en el siglo XIX, entre los fondos procedentes de Desamortización.
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